Creo que estamos de acuerdo... las familias y los patrimonios necesitan de un asesoramiento global. Hasta ahí todo correcto, pero...
1.- ¿Qué tipo de asesoramiento?,
2.- ¿Dónde pueden encontrar la objetividad y la profesionalidad?,
3.- ¿Quién les va a asesorar correctamente?.
Es obvio que éste es el verdadero quid de la cuestión, al que nos enfrentamos hoy en día infinidad de personas que hemos amasado una pequeña fortuna y que nos planteamos la profesionalización de su gestión.
Pensando que el crecimiento exponencial de mi riqueza podía haber sido fruto de la casualidad, decidí ser objetivo y cambiar de estrategia. Tras investigar durante algún tiempo "quien es quien" en la gestión patrimonial, mantuve reuniones con infinidad de profesionales entre los cuales intentaba encontrar a ese gestor honesto, profesional y capaz que me guiase en la búsqueda de la maximización de oportunidades de inversión. Desengañado y aburrido, finalmente terminé por decidir que el gestor que buscaba era, sin duda alguna, yo.
¿Por qué? Muy sencillo... porque no exista la independencia, la integridad y la profesionalidad en un mismo gestor, y porque éstos se limitan a gestionar "su puesto de trabajo" recomendando inversiones en función a sus intereses particulares.
Desgraciadamente, no existen genios ni gurús... Existen infinidad de, llamémosles profesionales, que "se buscan la vida" haciendo predicciones, pero al final la única verdad es que el mejor gestor de un patrimonio es su propio dueño, SIEMPRE Y CUANDO, éste tenga una cierta cultura financiera que le permita saber mínimamente lo que está haciendo.
Creo que cuando nos jugamos nuestro propio patrimonio, somos mucho más responsables y cautos que cuando gestionamos el ajeno por una simple comisión.